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El Impacto de las Políticas de Seguridad de Daniel Noboa en Ecuador

El Impacto de las Políticas de Seguridad de Daniel Noboa en Ecuador

Con apenas 36 años de edad y cinco meses como presidente de Ecuador, Daniel Noboa ha logrado consolidar una política de seguridad audaz que ha sido legitimada por la ciudadanía en una reciente consulta popular. En un país que enfrenta una grave crisis de violencia, las medidas impulsadas por Noboa, como el uso de militares en tareas de seguridad interior y el aumento de penas para ciertos delitos, han sido respaldadas por la población.

La consulta popular del domingo en Ecuador arrojó una clara aprobación a las medidas de seguridad propuestas por Noboa, mientras que iniciativas del gobierno en temas ajenos a la seguridad, como la flexibilización del mercado laboral y la solución de disputas comerciales, fueron rechazadas por los votantes.

El politólogo ecuatoriano Pablo Medina, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, destaca que estos resultados plantean nuevos retos para Noboa y su aspiración de ser reelecto en 2025. Medina sugiere que el presidente podría mantener su popularidad a través de golpes de efecto mediáticos, estrategia que ha utilizado con éxito hasta el momento.

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Uno de los aspectos más importantes del resultado de la consulta popular es el respaldo de la ciudadanía a la política de seguridad propuesta por Noboa. Esto incluye el uso de las fuerzas armadas para contribuir a la seguridad interna, una medida que se mantendrá con continuidad en su gobierno.

Sin embargo, algunas medidas específicas podrían traer cambios significativos. Por ejemplo, la autorización para la extradición de ecuatorianos podría disuadir a los líderes del narcotráfico y el crimen organizado que son buscados por otros países, como Estados Unidos. Además, la transferencia automática de armamento incautado a las fuerzas de seguridad ecuatorianas podría fortalecer su capacidad operativa en medio de la crisis financiera que enfrenta el gobierno.

Por otro lado, el aumento de penas para ciertos delitos y la limitación de mecanismos para la liberación anticipada de los delincuentes podrían tener un efecto paradójico, ya que en Ecuador los delincuentes rara vez terminan tras las rejas. Esto podría ejercer presión adicional sobre el sistema de rehabilitación social, que ya enfrenta desafíos significativos.

El respaldo de la ciudadanía a las políticas de seguridad de Noboa también se refleja en la percepción de la seguridad en las calles. A diferencia de otros países de América Latina donde la presencia militar puede generar temor, en Ecuador las fuerzas armadas son vistas con prestigio institucional y su presencia en las calles brinda una sensación de seguridad a la población, a pesar de que los índices de seguridad no muestren necesariamente un cambio significativo.

Sin embargo, el desafío para Noboa será traducir esta percepción en resultados tangibles en materia de seguridad. A pesar de la disminución de los homicidios y los esfuerzos del gobierno por controlar las cárceles a través de la intervención militar, la violencia sigue siendo una preocupación en el país, como lo demuestran los recientes asesinatos de alcaldes y otros funcionarios.

Además de los desafíos en materia de seguridad, Noboa enfrenta críticas por su gestión de la crisis energética en el país. Aunque ha tomado medidas para mitigar el impacto de los cortes de electricidad, como la destitución de la ministra de Energía y la declaración de feriados nacionales, el racionamiento de energía continúa siendo una preocupación para la población.

El presidente también ha sido objeto de críticas por su decisión de irrumpir en la embajada mexicana en Quito para arrestar al exvicepresidente Jorge Glas. Aunque esta acción ha sido respaldada por algunos sectores de la población que ven en ella un intento de combatir la impunidad, ha generado condenas internacionales y ha planteado preocupaciones sobre el respeto al Estado de derecho en Ecuador.

Algunos analistas han comparado el estilo de liderazgo de Noboa con el del presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien ha sido acusado de socavar el Estado de derecho en su país. Si bien hay similitudes en el enfoque autoritario de ambos líderes, es importante estar atentos a cualquier indicio de que Noboa pueda estar actuando fuera de los límites democráticos.

Daniel Noboa enfrenta importantes desafíos en su presidencia, desde la consolidación de su política de seguridad hasta la gestión de crisis como la energética y la diplomática. Su capacidad para mantener la popularidad y traducirla en resultados tangibles será fundamental para su posible reelección en 2025. Sin embargo, también debe asegurarse de respetar el Estado de derecho y los derechos fundamentales de los ciudadanos en el ejercicio de su mandato.

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