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Panamá retira a su embajador en Nicaragua

Exige el cumplimiento de las obligaciones internacionales por actos de Martinelli

En un movimiento diplomático sin precedentes, el Ministerio de Relaciones Exteriores (MIRE) de Panamá anunció este lunes su decisión de llamar a consultas a su embajador en Nicaragua. Esta medida contundente responde a las preocupaciones de Panamá sobre las actividades «político-partidistas» llevadas a cabo por el expresidente Ricardo Martinelli desde la sede diplomática en territorio panameño.

A través de la comunicación oficial DM-MIRE-2024-033301, la Cancillería panameña reafirmó su enérgica protesta ante la República de Nicaragua, señalando que el gobierno nicaragüense ha permitido una presunta protección ilegal, contraria al derecho internacional, al exgobernante Martinelli, quien ha estado realizando acciones desde la embajada nicaragüense en Panamá.

La diplomacia panameña enfatizó que la actitud permisiva de Nicaragua viola flagrantemente normas fundamentales del derecho internacional y afecta la integridad territorial de Panamá. Esta postura es un claro llamado a la comunidad internacional para que se tomen medidas contra lo que consideran una afrenta a su soberanía.

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Uno de los puntos centrales de la comunicación emitida por Panamá es la exigencia al gobierno de Nicaragua de que cumpla con sus obligaciones internacionales. Esta solicitud refleja la gravedad con la que Panamá percibe la situación y su determinación para resolverla.

La situación se remonta al 7 de febrero, cuando Ricardo Martinelli se refugió en la Embajada de Nicaragua argumentando ser objeto de persecución política y estar en riesgo su vida, integridad física y seguridad. Desde entonces, ha permanecido en la sede diplomática nicaragüense en territorio panameño.

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Es importante contextualizar que Ricardo Martinelli, de 71 años de edad, fue condenado por la justicia panameña a más de 10 años de prisión y a pagar una multa millonaria por el delito de blanqueo de capitales en el caso conocido como New Business. Estos antecedentes judiciales contribuyen a la complejidad y sensibilidad de la situación, ya que el expresidente se ampara en su condición de perseguido político para buscar refugio en la embajada de Nicaragua.

Este movimiento de Panamá representa un paso significativo en las relaciones diplomáticas entre ambos países y podría tener repercusiones en el ámbito regional. La decisión de llamar a consultas al embajador panameño es una muestra clara de la determinación del gobierno panameño para proteger su soberanía y hacer frente a lo que perciben como una interferencia inaceptable en sus asuntos internos.

La comunidad internacional estará atenta al desarrollo de esta situación, ya que podría tener implicaciones no solo para Panamá y Nicaragua, sino también para la estabilidad y el respeto al derecho internacional en la región. Se espera que ambas partes busquen una solución diplomática y respetuosa que permita resolver este conflicto de manera satisfactoria para todas las partes involucradas.

La decisión de Panamá de llamar a consultas a su embajador en Nicaragua en respuesta a las acciones de Ricardo Martinelli es un movimiento diplomático significativo que refleja la determinación del gobierno panameño para proteger su soberanía y exigir el cumplimiento de las obligaciones internacionales por parte de Nicaragua.

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