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Presunto fraude electoral y desconfianza en el Tribunal Electoral

¿Juego sucio en la contienda política de Panamá?

Las elecciones presidenciales en Panamá están marcadas por la sombra del fraude y la desconfianza en la integridad del proceso electoral. A solo once días de los comicios, una serie de incidentes y acusaciones han puesto en entredicho la transparencia y la imparcialidad del Tribunal Electoral (TE) y sus funcionarios.

El abogado Sidney Sittón ha lanzado una advertencia preocupante, señalando que el código fuente utilizado por el Tribunal Electoral para el voto electrónico contiene vulnerabilidades que podrían ser explotadas para manipular los resultados de las elecciones. Sittón sugiere que hasta un 80% de estas vulnerabilidades podrían ser resultado de acciones intencionales, lo que plantea serias dudas sobre la autenticidad de los votos emitidos a través de este sistema.

Un incidente reciente ha avivado aún más las llamas de la controversia. Durante la votación adelantada por internet, se produjo un «error» en la boleta electoral que afectó directamente al candidato presidencial José Raúl Mulino. La secuencia numérica en la boleta se vio alterada, omitiendo la casilla correspondiente a Mulino y creando confusión entre los votantes. Este incidente ha suscitado sospechas de manipulación deliberada y ha alimentado el escepticismo sobre la imparcialidad del proceso electoral.

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Las acusaciones de irregularidades no se detienen ahí. El constitucionalista Miguel Antonio Bernal ha señalado las reuniones entre el magistrado Alfredo Juncá y el exmandatario Juan Carlos Varela como un indicio preocupante de posibles influencias políticas en el Tribunal Electoral. Bernal sugiere que estas reuniones podrían estar influyendo en las decisiones tomadas por Juncá dentro del TE, lo que socavaría aún más la confianza en la institución.

Estas acusaciones se suman a las denuncias previas realizadas por el excandidato presidencial panameñista José Miguel Alemán, quien ha advertido sobre un presunto «Golpe de Estado Refinado» destinado a impedir la candidatura de Mulino. Alemán ha implicado tanto a Varela como al candidato a vicepresidente José Blandón en este supuesto plan, agregando una capa adicional de complejidad a la situación política.

El foco de la controversia parece estar centrado en el presidente del TE, Alfredo Juncá, cuya conexión con el Partido Panameñista y el exmandatario Varela ha sido objeto de intensa especulación. Fuentes opositoras sugieren que Juncá podría estar utilizando su posición en el Tribunal Electoral para influir en el resultado de las elecciones, a cambio de beneficios políticos futuros.

Las reacciones ante estos acontecimientos no se han hecho esperar. La candidata por libre postulación, Maribel Gordón, ha criticado duramente al Tribunal Electoral, acusándolo de no estar preparado para garantizar un proceso electoral transparente y justo. Gordón ha cuestionado la capacidad del TE para salvaguardar el derecho al voto de los panameños y ha denunciado la supuesta complicidad e irresponsabilidad de los magistrados del Tribunal.

El analista Pedro Sittón ha ido un paso más allá, exigiendo la renuncia del magistrado Alfredo Juncá y cuestionando su idoneidad para ocupar el cargo. Sittón ha retratado a Juncá como un títere político que ha alcanzado su posición gracias a sus conexiones con el presidente Varela, y ha sugerido que su lealtad política podría estar comprometiendo la imparcialidad del Tribunal Electoral.

Por otro lado, el candidato a diputado Alejandro Pérez Saldaña ha interpretado los incidentes recientes como un intento deliberado de confundir a los votantes y ha insinuado la existencia de una conspiración para impedir el triunfo de Mulino en las elecciones. Saldaña ha expresado su confianza en que el apoyo popular a Mulino será abrumador y que cualquier intento de fraude electoral será frustrado por la voluntad del pueblo.

En medio de estas acusaciones y contraacusaciones, los ciudadanos panameños se enfrentan a un escenario político cada vez más turbio y polarizado. La integridad del proceso electoral está en entredicho, y la confianza en las instituciones democráticas del país se encuentra en su punto más bajo. Con solo unos días antes de las elecciones, queda por ver si el Tribunal Electoral podrá restaurar la confianza del pueblo panameño en la transparencia y la imparcialidad del proceso electoral, o si el escepticismo y la desconfianza prevalecerán.

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