
Para comenzar, es crucial entender que la sexuación es un proceso continuo que abarca desde el momento del nacimiento hasta el final de la vida. La sexuación engloba una serie de etapas biológicas y psicológicas que definen la sexualidad de las personas, incluyendo su sexo genético, identidad de género y orientación sexual. Es esencial reconocer que nuestra sexualidad está influenciada por una variedad de factores, tanto biológicos como psicológicos y socioculturales.
Ahora bien, hablemos del deseo sexual. Este constituye una fase fundamental de la respuesta sexual humana, la cual sigue el patrón: deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución. El deseo sexual, como primer eslabón de esta cadena, no siempre está presente al iniciar una actividad sexual. En el caso de las mujeres, el deseo puede surgir durante el encuentro, transformando la experiencia en sí misma.
En lo que respecta a la menopausia, esta marca una etapa dentro del ciclo vital femenino conocida como climaterio. Se considera que una mujer entra en la menopausia después de doce meses consecutivos sin menstruación. Este hito representa un momento trascendental en la vida de la mujer, marcando la transición de la adultez a la vejez, ahora comúnmente referida como la adultez mayor. La menopausia adquiere distintas connotaciones en diferentes culturas; mientras que en Occidente puede percibirse de manera negativa, existen sociedades que ni siquiera cuentan con un término específico para describirla. Biológicamente, la menopausia representa el cese de la capacidad reproductiva femenina, asociado a la disminución en la producción de estrógeno debido al envejecimiento ovárico.
Los síntomas asociados a la menopausia incluyen irritabilidad, sofocos nocturnos, alteraciones del sueño, cefaleas, vértigos, fatiga y cambios en la distribución de la grasa corporal, especialmente concentrados en el área abdominal. Además, se presentan síntomas específicos relacionados con la sexualidad, como sequedad vaginal, cambios en la apariencia de la vagina y la vulva, atrofia muscular en la región vaginal y mayor sequedad en la piel y el cabello, junto con otros cambios en la apariencia física.
Estas transformaciones en la apariencia física pueden generar en algunas mujeres una disminución en su autoestima y deseo sexual, influenciadas además por los cambios en los órganos sexuales y las connotaciones socioculturales asociadas a la menopausia en diversas partes del mundo.
Sin embargo, esta disminución en el deseo sexual no implica necesariamente el abandono de la actividad sexual. Existen diversas estrategias para abordar esta situación, como dedicar más tiempo a la estimulación previa, el uso de lubricantes y cremas vaginales, así como la práctica de ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico. Es fundamental abordar también los factores emocionales y socioculturales que pueden influir en el deseo sexual, como el cansancio, la ansiedad o la depresión.
La sexualidad femenina durante la menopausia es un tema complejo que va más allá de los cambios hormonales. Es importante reconocer la individualidad de cada mujer y su capacidad para adaptarse a los cambios, así como la influencia de su historia sexual previa en su experiencia durante esta etapa de la vida.