Aunque a veces actuemos como si ya no estuviese entre nosotros, el virus causante de la COVID-19 nunca llegó a irse. Continúa presente, evolucionando y dando lugar a nuevas variantes. Afortunadamente, la inmunidad que hemos desarrollado a través de infecciones previas y, sobre todo, gracias a las vacunas, está ayudando a que la gravedad de la enfermedad no sea la misma que en los primeros días de la pandemia. Sin embargo, existe la posibilidad de que alguna de las nuevas variantes logre evadir esa inmunidad adquirida que tanto nos ha beneficiado. Por eso, los epidemiólogos de todo el mundo permanecen vigilantes frente al virus, especialmente a variantes como las conocidas como FLiRT, que últimamente están generando mucha atención.
Estas variantes recientes están causando un alto porcentaje de nuevas infecciones en países como el Reino Unido y Estados Unidos. En España, al menos por ahora, no se ha registrado la presencia de estas variantes, aunque sí en otros países mediterráneos como Italia.
Los expertos sugieren que estas variantes podrían convertirse en predominantes durante el verano y sospechan que podrían ser mucho más resistentes a la inmunidad proporcionada por las vacunas en comparación con variantes anteriores. Aun así, también hacen un llamado a la calma, ya que los datos actuales son preliminares y no hay evidencia de que sean más peligrosas que otras variantes del virus de la COVID-19.
¿Qué sabemos sobre las variantes FLiRT?
Los virus no pueden sobrevivir sin infectar. Para replicarse, necesitan una maquinaria de replicación que no poseen, por lo que secuestran la de las células que infectan. Una vez dentro, pueden producir muchas copias en un proceso donde pueden ocurrir errores. Estos errores, conocidos como mutaciones, pueden ser positivos, negativos o neutros para el virus. Es decir, pueden conferirle una nueva capacidad útil, como evadir el sistema inmunitario, ser perjudiciales al reducir su capacidad de infectar, o no tener ningún efecto.
Estos errores pueden mejorar la capacidad del virus para replicarse, esta vez con las mutaciones incorporadas, generando así nuevas variantes. El SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, es un virus de ARN, que son los que más mutan. Por eso, no es sorprendente que hayan surgido muchas variantes desde que llegó a nuestras vidas. Las últimas en observación son las conocidas como FLiRT. Este nombre proviene de las mutaciones que contienen. Los aminoácidos, los bloques que componen las proteínas, se identifican con letras mayúsculas. En el caso de estas variantes, se cambia un aminoácido F por una L y una R por una T.
Alerta en Reino Unido y Estados Unidos
Los dos países que han lanzado una mayor alerta sobre estas variantes son el Reino Unido y Estados Unidos. En el Reino Unido, se calcula que ha provocado un aumento del 21% en el número de casos de COVID-19 en solo una semana. Además, representaba el 25% de los virus secuenciados en el país en las dos últimas semanas de abril. En Estados Unidos, se encontró en un 28.2% de los casos de COVID-19 secuenciados en las dos semanas que finalizaron el 11 de mayo.
¿Es más grave?
El aumento de casos en estos dos países sugiere que las variantes FLiRT tienen una mayor capacidad infectiva. Un estudio en fase de preimpresión realizado por científicos japoneses indica que estas variantes parecen evadir mucho mejor la inmunidad adquirida por vacunas e infecciones previas. Sin embargo, al estar en fase de preimpresión, este estudio no ha sido revisado por pares, un proceso que confirma la validez de una investigación, por lo que estos resultados deben leerse con cautela.
Por otro lado, según expertos del Hospital Johns Hopkins, estas variantes no son tan distintas de las que han dominado en el último año. Por eso, las personas que han contraído la COVID-19 recientemente tendrían una protección aceptable contra el virus, al igual que quienes han recibido la vacuna con las últimas actualizaciones.
De cualquier manera, no parece que haya una mayor mortalidad ni síntomas más graves. Por eso, incluso si se produce una nueva ola este verano en el hemisferio norte, probablemente no será muy grave.