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De está manera China está utilizando a México para vender sus productos en Estados Unidos

La fábrica de muebles Man Wah, ubicada en Monterrey, produce sillones reclinables y lujosos sofás de cuero que ostentan con orgullo la etiqueta de «Hecho en México». Sin embargo, detrás de esta apariencia nacional se encuentra una compleja red de relaciones comerciales que involucra a China, Estados Unidos y México, dando lugar a lo que se conoce como nearshoring o deslocalización cercana.

Esta estrategia ha llevado a decenas de empresas chinas a establecerse en parques industriales en el norte de México, con el objetivo de acercar su producción al mercado estadounidense. Al hacerlo, no solo ahorran en costos de transporte, sino que también evitan los aranceles y sanciones impuestos por Washington a los bienes chinos durante la guerra comercial entre ambas potencias.

La fábrica Man Wah, por ejemplo, recientemente llegó a Monterrey con planes ambiciosos de expansión. Con una plantilla de 450 empleados y proyectando alcanzar más de 1.200, la empresa ve en México no solo una mano de obra laboriosa, sino también un mercado estratégico para su crecimiento.

Esta tendencia de deslocalización cercana ha impulsado significativamente las exportaciones mexicanas, que aumentaron un 5,8% el año pasado, alcanzando los US$52.900 millones. Y este impulso parece mantenerse, con anuncios de inversión que casi igualan el total anual de 2020 en solo dos meses de este año.

El parque industrial Hofusan, donde se encuentra la fábrica de Man Wah, es un claro ejemplo de esta tendencia. La demanda de parcelas industriales ha superado todas las expectativas, con cada espacio disponible ya vendido. Este fenómeno refleja un interés sostenido de China en México, que algunos expertos consideran como una tendencia estructural que llegó para quedarse.

Sin embargo, no todos miran con buenos ojos esta relación triangular entre México, Estados Unidos y China. Algunos advierten que México podría quedar atrapado en una lucha geopolítica más amplia entre las dos superpotencias, lo que podría complicar sus relaciones bilaterales con Estados Unidos.

En este sentido, la cautela es necesaria, especialmente ante la incertidumbre política tanto en México como en Estados Unidos. Ya sea con Donald Trump o Joe Biden en la Casa Blanca, las tensiones entre Estados Unidos y China no parecen disminuir, lo que podría afectar la posición de México en esta ecuación.

A pesar de estas preocupaciones, muchos ven en la deslocalización cercana una oportunidad para México. Para algunos, la pregunta no es si esta tendencia continuará, sino cuánto podrá México aprovecharla en beneficio de su economía y su desarrollo a largo plazo.

En última instancia, mientras las talentosas manos mexicanas en la fábrica Man Wah continúan trabajando en la producción de muebles destinados al mercado estadounidense, el complejo juego geopolítico que sustenta esta actividad puede pasar desapercibido para el consumidor promedio. Pero para México, la deslocalización cercana representa una ventaja estratégica en medio de un entorno global cada vez más hostil para el comercio.

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