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‘Silencio en plató’ sí que destroza infancias

Un impactante documental en HBO Max sobre los abusos en la edad de oro de las series de Nickelodeon

El lanzamiento del documental «Silencio en plató: El Lado Oscuro de la Televisión Infantil» en HBO Max ha provocado un revuelo considerable en el mundo del entretenimiento, especialmente entre aquellos que crecieron viendo las populares series de Nickelodeon durante la década de 2000. Con cuatro episodios absorbentes, esta docuserie dirigida por Mary Robertson y Emma Schwartz arroja luz sobre los abusos y la cultura tóxica que prevalecía detrás de cámaras durante la era dorada de estas producciones, especialmente en relación con el influyente productor Dan Schneider.

Desde el primer momento, los espectadores son sumergidos en un relato crudo y revelador sobre el imperio construido por Schneider y su impacto en la cultura televisiva infantil. Con series icónicas como «All That», «The Amanda Show», «iCarly», «Zoey 101» y «Victorious», Schneider dejó una marca indeleble en la industria, pero también dejó un legado de comportamientos cuestionables, incluyendo actitudes machistas y degradantes hacia las guionistas mujeres de sus programas.

Uno de los aspectos más preocupantes que aborda el documental es la presencia y el comportamiento de varios depredadores sexuales en los platós de grabación. Si bien las historias de abuso en la industria del entretenimiento no son nuevas, el escándalo reside en que estos abusos ocurrieran en un entorno dirigido a niños y adolescentes. Es un recordatorio sombrío de que incluso los lugares destinados a la inocencia pueden estar impregnados de oscuridad.

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El movimiento #MeToo también encuentra eco en el documental, ya que revela casos de abuso y comportamiento inapropiado que han sido ocultados durante años. La exposición de estos abusos no solo arroja luz sobre la cultura tóxica de la industria del entretenimiento, sino que también proporciona un espacio para que las víctimas compartan sus experiencias y busquen justicia y sanación.

Sin embargo, algunas críticas han surgido en relación con la profundidad del análisis presentado en el documental. Si bien ofrece una mirada detallada a las malas prácticas y los comportamientos inapropiados, «Silencio en plató» a veces se queda corto en la exploración de por qué se permitieron estos abusos. Más allá de señalar los problemas, el documental no profundiza lo suficiente en las estructuras y sistemas que permitieron que estos comportamientos persistieran durante tanto tiempo.

Además, se critica que el documental pueda inclinarse hacia el sensacionalismo en lugar de adoptar un enfoque más equilibrado y periodístico. Aunque es innegable que el impacto emocional de las revelaciones puede motivar a los espectadores a investigar más sobre el tema, algunos consideran que la falta de profundidad periodística puede restarle credibilidad al trabajo.

Por otro lado, la docuserie logra despertar la curiosidad del público y estimular un debate necesario sobre los problemas éticos y morales en la industria del entretenimiento. Es un llamado de atención para que la audiencia no solo consuma contenido de manera pasiva, sino que también cuestione las prácticas detrás de las cámaras y exija un cambio real.

«Silencio en plató» se presenta como un documental impactante y necesario, a pesar de sus limitaciones. Si bien puede no ofrecer todas las respuestas, sí plantea preguntas importantes sobre el poder, la responsabilidad y la ética en la creación de contenido para audiencias jóvenes. Es un recordatorio de que detrás de la fachada de la inocencia televisiva puede esconderse una realidad mucho más oscura y compleja.

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