MUNDO

La amenaza silenciosa en la ruta migratoria hacia Estados Unidos

El auge de los «narcocoyotes»

El flujo constante de migrantes cruzando la frontera sur de Estados Unidos ha convertido este tema en un punto central en las discusiones previas a las próximas elecciones presidenciales en el país. Sin embargo, lo que a menudo queda en segundo plano es la inquietante realidad que enfrentan estos migrantes en su travesía a través de México: la violencia y la extorsión perpetradas por los carteles de la droga.

En medio del bullicio de San Luis Río Colorado, una típica ciudad fronteriza mexicana con sus clubes de striptease y puestos de tacos, se encuentra un refugio para migrantes donde Eduardo, un hombre de unos 50 años, descansa bajo la sombra. Su historia, marcada por el crimen organizado en su país de origen, Ecuador, es solo una entre miles de relatos de personas que huyen de la violencia en busca de seguridad y una nueva vida en Estados Unidos.

El viaje de Eduardo comenzó desde Quito, la capital ecuatoriana, hacia Ciudad de México, y desde allí hacia el norte, atravesando territorios controlados por algunos de los carteles de la droga más peligrosos de México. Lo que esperaba ser un camino hacia la seguridad se convirtió en una pesadilla de extorsiones, secuestros y violencia.

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En un punto de su viaje, el autobús en el que viajaba Eduardo fue detenido por hombres armados que exigían pagos a los migrantes so pena de detención. Esta escena se repitió en múltiples ocasiones a lo largo del trayecto, con controles policiales que se convirtieron en oportunidades para la extorsión y el robo de pertenencias.

Pero la amenaza no se limita a los criminales comunes. En un incidente angustiante, Eduardo presenció cómo dos familias colombianas, incluidos niños, fueron separadas del autobús y secuestradas por hombres armados debido a la falta de dinero para pagar el «impuesto de paso».

Los secuestros de migrantes son una realidad cada vez más común en México. En un operativo llevado a cabo el año pasado en las afueras de San Luis Río Colorado, más de cien migrantes fueron liberados de una casa donde habían sido retenidos en condiciones inhumanas, algunos durante semanas, mientras los secuestradores exigían fuertes sumas de dinero a cambio de su liberación.

Lo que hace aún más alarmante esta situación es que algunos de los perpetradores son agentes del orden, lo que socava aún más la confianza de los migrantes en las autoridades y aumenta su vulnerabilidad.

Los ataques a autobuses que transportan migrantes son otro aspecto oscuro de esta realidad. Testimonios recogidos en San Luis Río Colorado muestran cómo los sicarios, aparentemente vinculados a los carteles de la droga, detienen vehículos y extorsionan a aquellos que consideran vulnerables, a menudo exigiendo sumas de dinero considerables.

En palabras del profesor Víctor Clark Alfaro de la Universidad Estatal de San Diego, estos grupos delictivos han diversificado sus actividades para incluir el tráfico de personas, lo que ha llevado al surgimiento de lo que él llama «narcocoyotes». Estos «narcocoyotes» no solo se dedican al cruce ilegal de personas, sino que también aprovechan la ruta para el tráfico de drogas, obligando a algunos migrantes a transportar estupefacientes bajo amenaza de violencia.

A medida que la violencia y la extorsión siguen siendo una realidad en la ruta migratoria hacia Estados Unidos, los esfuerzos para contrarrestar estas amenazas se han intensificado. El gobierno de Joe Biden ha propuesto medidas más estrictas en materia de inmigración, incluido el cierre temporal de la frontera en casos de saturación, mientras que su predecesor, Donald Trump, ha prometido políticas de deportación masiva.

Sin embargo, una solución integral a este problema requiere no solo medidas de seguridad fronteriza, sino también abordar las raíces de la violencia y el crimen organizado en los países de origen y tránsito de los migrantes. La cooperación internacional y el fortalecimiento de las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley son fundamentales para garantizar la seguridad y protección de aquellos que buscan una vida mejor en Estados Unidos.

Para Eduardo, su travesía a través de México fue una prueba de supervivencia, marcada por el miedo y la pérdida, pero también por la esperanza de un futuro mejor. Después de llegar a San Luis Río Colorado, decidió no arriesgarse a cruzar ilegalmente la frontera y optó por registrarse en un punto de entrada oficial, donde finalmente logró ingresar legalmente a Estados Unidos en marzo.

Su historia es un recordatorio de los peligros que enfrentan los migrantes en su búsqueda de seguridad y oportunidades, así como de la necesidad de abordar de manera integral los desafíos que enfrentan en su camino hacia un nuevo hogar.

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