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¡Caos y Controversia en la Asamblea Nacional de Panamá!

¡Caos y Controversia en la Asamblea Nacional de Panamá!

El ambiente político en la Asamblea Nacional de Panamá se ha vuelto tumultuoso, con acusaciones de manipulación y falta de transparencia que han dejado al descubierto grietas en el sistema legislativo del país. En medio de esta tormenta política, el diputado Juan Diego Vásquez ha levantado la voz contra lo que él describe como un intento de pasar legislación sin los votos necesarios y con procedimientos cuestionables.

El último episodio de esta saga se desencadenó cuando Vásquez denunció públicamente que el proyecto de ley 1138, que propone la creación de un nuevo distrito especial en Bastimentos y tres nuevos corregimientos en Bocas del Toro, estaba siendo empujado a través de la Asamblea sin los votos requeridos para su aprobación. Este reclamo desató una serie de eventos tumultuosos en el pleno de la Asamblea, con el presidente Jaime Vargas en el centro de la controversia.

El pleno se convirtió en un escenario de caos y gritos mientras Vásquez exigía explicaciones sobre la falta de actualización de las actas, un componente fundamental para garantizar la transparencia y legalidad de los procedimientos legislativos. La situación llegó a tal punto que Vargas se vio obligado a decretar un receso hasta el día siguiente, en un intento por calmar los ánimos y abordar las preocupaciones planteadas.

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Uno de los puntos álgidos de la disputa fue la aprobación de las actas de sesiones anteriores, incluida una del martes 16 de abril cuyo contenido seguía siendo desconocido para muchos legisladores. La falta de acceso a esta información provocó indignación entre la bancada independiente y generó dudas sobre la integridad del proceso legislativo en la Asamblea Nacional.

El secretario de la Asamblea, Quibian Panay, intentó explicar que la ausencia del acta del martes se debía a «problemas técnicos» relacionados con la implementación de un nuevo sistema de transcripción de actas. Sin embargo, esta explicación no satisfizo a muchos diputados, especialmente cuando Vargas procedió a someter a votación el acta en cuestión y la declaró aprobada sin haber sido debidamente revisada por todos los legisladores presentes.

Esta falta de transparencia y el aparente desprecio por los procedimientos democráticos no son incidentes aislados en la Asamblea Nacional de Panamá. La semana anterior, durante un intento de votación sobre el proyecto de ley impulsado por los diputados Benicio Robinson y su suplente Rupilio Ábrego, la sesión fue abruptamente cerrada antes de contar los votos, dejando en la incertidumbre el destino de la propuesta.

En medio de esta confusión y descontento, Vásquez hizo una advertencia clara: el proyecto de ley 1138 no había obtenido los 36 votos necesarios para su aprobación, y cualquier intento de pasarla sin el respaldo adecuado sería considerado ilegítimo y antidemocrático. Sus palabras reflejan la creciente frustración de muchos diputados y ciudadanos panameños con un sistema político que parece estar más preocupado por los intereses partidistas que por el bienestar del país.

El diputado Gabriel Silva se sumó a las críticas, calificando lo ocurrido como una «sinvergüenzura en la Asamblea». Según Silva, se están ignorando las voces de los diputados que buscan abordar temas prioritarios como educación, agua y salud, en lugar de priorizar la creación de corregimientos. Esta crítica pone de relieve la desconexión percibida entre la clase política y las necesidades reales de la población, y subraya la urgente necesidad de reformas para restaurar la confianza en las instituciones democráticas de Panamá.

El legado de los últimos días en la Asamblea Nacional de Panamá es, sin duda, uno marcado por la controversia y la incertidumbre. A medida que los líderes políticos luchan por mantener el control y avanzar en sus agendas, los principios democráticos fundamentales están siendo puestos a prueba. El pueblo panameño merece un sistema político transparente, responsable y receptivo a sus necesidades, y es responsabilidad de todos los actores políticos trabajar juntos para hacer realidad esta visión.

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