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El entierro de «Mister Spanish»

La escuela de Texas que ofició un funeral del español y prohibió que los niños de origen mexicano lo hablaran

En un tranquilo pueblo de Texas, en el año 1954, un evento conmocionó a la comunidad educativa local y resonó en las vidas de muchos de sus residentes, marcando un capítulo oscuro en la historia de la segregación en las escuelas estadounidenses. Este suceso, conocido como «El entierro de Mister Spanish», ocurrió en la Escuela Primaria Blackwell en Marfa, Texas, y representa un episodio paradigmático de la discriminación hacia los estudiantes de ascendencia mexicana en el suroeste de Estados Unidos durante ese período.

La mañana en cuestión encontró a los estudiantes de la Escuela Primaria Blackwell reunidos en el patio, observando un hoyo recién cavado. Entre ellos se encontraban Jessi Silva y Maggie Marquez, cuyas memorias de aquel día evocan un momento de confusión y preocupación. Se les entregaron papeles en los que debían escribir la promesa de no hablar español ni en la escuela ni durante el recreo. Estos escritos fueron reunidos y enterrados simbólicamente junto con un asta en el agujero, bajo la atenta mirada de una bandera estadounidense ondeando en lo alto. Este acto, llamado «El entierro del señor español», marcó el inicio de la prohibición del idioma español en las instalaciones escolares de la época.

La Escuela Primaria Blackwell, fundada en 1889, fue testigo de la educación de miles de estudiantes de ascendencia mexicana en condiciones notablemente desfavorables en comparación con sus pares blancos. Estos niños enfrentaron recursos limitados, materiales escolares de segunda mano y un ambiente educativo que promovía valores y normas de la clase media blanca. La discriminación no se limitaba al ámbito escolar, sino que se manifestaba en diversos aspectos de la vida cotidiana, desde la exclusión en los vestuarios deportivos hasta la segregación en lugares públicos como restaurantes y cines.

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Aunque la discriminación contra los afroamericanos se basaba en leyes de segregación racial, la aplicada contra los mexicano-estadounidenses era más sutil y se manifestaba a través de prácticas cotidianas de exclusión y marginalización. Los distritos escolares tenían la autonomía de decidir si separaban o no a los estudiantes de ascendencia mexicana, y muchos optaron por la segregación, dando lugar a la creación de «Escuelas mexicanas» en numerosas ciudades del suroeste de Estados Unidos. Estas escuelas, que operaron desde principios del siglo XX hasta la década de 1960, fueron un símbolo de la segregación de facto que afectaba a la comunidad mexicano-estadounidense.

La política lingüística impuesta en estas escuelas buscaba promover la asimilación de los estudiantes mexicano-estadounidenses al inglés y a la cultura dominante estadounidense. Se prohibió el uso del español en las aulas y se alentó a los estudiantes a adoptar costumbres y comportamientos «estadounidenses» para integrarse completamente en la sociedad. Esta presión por la asimilación tuvo efectos profundos en la identidad y la autoestima de los estudiantes, muchos de los cuales experimentaron conflictos internos al renunciar a su lengua y cultura maternas en un intento de encajar en un sistema educativo que los marginaba.

Sin embargo, la resistencia contra estas políticas de asimilación fue evidente en algunos estudiantes, como Maggie Marquez, quien se negó a obedecer la prohibición de hablar español impuesta por la escuela. Aunque enfrentó consecuencias por su acto de desafío, su resistencia simbolizó la lucha por preservar la identidad y la herencia cultural de la comunidad mexicano-estadounidense frente a la opresión y la discriminación.

La integración racial en las escuelas estadounidenses fue un proceso gradual y complejo, que se vio impulsado por decisiones judiciales como el caso Brown contra el Consejo de Educación de Topeka en 1954, que declaró inconstitucionales las leyes de segregación racial en las escuelas públicas. Aunque la integración llegó a Marfa en 1965 con la apertura de una nueva escuela primaria que acogía a estudiantes de diferentes orígenes étnicos, el legado de la segregación perduró en la memoria de quienes vivieron esa experiencia.

La designación de la Escuela Primaria Blackwell como Sitio Histórico Nacional en 2022 marcó un hito en el reconocimiento de la historia mexicano-estadounidense en Estados Unidos. Este lugar, que alguna vez fue testigo de la discriminación y la marginalización de los estudiantes de ascendencia mexicana, ahora sirve como un recordatorio de la lucha por la igualdad y la justicia en el sistema educativo estadounidense. El museo y centro comunitario establecido en la antigua escuela ofrecen un espacio para la reflexión y el aprendizaje sobre este importante capítulo de la historia estadounidense.

En conclusión, «El entierro de Mister Spanish» en la Escuela Primaria Blackwell es un ejemplo vívido de la discriminación y la opresión que enfrentaron los estudiantes de ascendencia mexicana en el suroeste de Estados Unidos durante la era de la segregación racial. Aunque este evento representa un período oscuro en la historia de la educación estadounidense, también destaca la resistencia y la lucha por la igualdad que caracterizan a la comunidad mexicano-estadounidense. La designación de la Escuela Primaria Blackwell como Sitio Histórico Nacional marca un paso importante hacia el reconocimiento y la preservación de esta historia poco conocida, pero fundamental, en la narrativa de Estados Unidos.

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